miércoles, 15 de diciembre de 2010

¡Que bueno es volver!

Después de 18 años, volver a San José de Virgüin aprendí muchas cosas y me acordé de miles. El ejercicio de acordarse de las cosas vividas, lo comparto con ustedes, sería muy egoísta decir sólo lo que yo me acuerdo (hagan su lista de cosas vividas en San José y vamos sumando y agrandando un listado común de la familia Castro Wiren).
Una de la cosas que aprendí, y que nos hace diferentes como personas al resto de los animales, son los recuerdos. La Memoria es otra cosa. Uno puede tener memoria de hechos, cosas, lugares, personas, incluso de olores y colores, pero cuando esa memoria se hace emotiva y motiva a los recuerdos; los hechos, cosas, lugares, personas, olores y colores se vuelven presente. El 11 de diciembre de este año estuve con la Tachi -tenía 3 años cuando murió- estuve con la Güeli, con Segundito -con el balde de Rimula X cargando manzanas, leña o agua- del olor al trumao mojado, de los eucaliptus camino a la piscina, del pan amasado, del manjar, de la crema convirtiéndose en mantequilla, de las frambuesas, del Durazno en la esquina de la casa, de la guerra de manzanas en el potrero de los chanchos, del Blú, de la Diabla, del Mauser, del Colorado, de Don Rola, Don Julio Acevedo, el escritorio del Tata Víctor con artilugios añejos pero de juegos futuristas.
¡Que bueno es volver!
Algo podrán imaginarse lo que sintieron Toñito y la Jacinta. Estaban en su casa, recorrieron cada rincón, se escondieron en los árboles del parque, se metieron a los canales (el río para ellos), incluso se mojaron en la piscina y se resbalaron en los peldaños. No habían conocido lugar más perfecto. Sin conocer ni decir esa palabra, la sonrisa de los niños estaba diciendo: "esto es perfecto" (y los adultos también pensamos lo mismo)

Esta vuelta fue con retorno. Con el retorno tremendo de haber destinado un fin de semana, 800 kms de viaje y estar unas horas en San José, fueron pagadas ¡con creces! Como diría Visa: La Vida es Hoy y como diría Mastercard: Ver a tus hijos jugar felices y tu estar igual que ellos hace 18 años: No tiene precio.
Agradecerle a la Tachi la brillante idea de comprar este campo, a la Güeli por mantenerlo y nuestros padres por compartirlo.



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